Estaba recordando cuando era pequeña. Si, papá, leí tus libros después de ti, aprendí la emoción de un partido de tenis, me contaste tus historias de futbolista, y me enseñaste los fueras de juego, los penalties, y a vibrar con cada gol.

Estaba recordando tu amor por la música, con el que yo nací, y mientras recuerdo escucho esas melodías que te gustan tanto.

Me viene a la mente tu frase de que “ la educación no ocupa lugar “, y fuiste tan educado siempre, y aún hoy lo eres, cuando me dices y me repites cien veces que me quieres mucho y que soy la chica más bonita del mundo, otras veces soy la chica más bonita de Europa, y otras soy la chica más bonita de…. Y ahí te quedas, pero yo sigo agradeciendo esas palabras tan bellas.

Ahora te lo recuerdo yo, y te repito a diario que nunca debes olvidar que eres el mejor papá del mundo, verdad?

Y así pasamos los días, cuando la vida me permite dedicarte tiempo, y a veces me resulta impotente no saber organizarme para que ese tiempo sea más largo.

Y a veces me enfado, me pongo nerviosa, pero no es contigo, es conmigo o no sé con quien, pero me tienes que perdonar y no pedirme tu a mi perdón a diario, porque no tienes que hacerlo, no tengo nada que perdonarte, solo tengo que quererte cada día mas.

Y a veces la vida se me resiste un poco, y me costó mucho acostumbrarme a verte ahora, y sigo sin hacerlo, pero trabajo en ello, y es que ya sabes que llevo casi toda mi vida organizándome, pero lo conseguiré, aún no se cómo porque ahora no tengo tiempo de pensar en ello.

Escribo estas letras pensando que casi es hora ya de prepararte la cena, y aún tengo miles de cosas que hacer, pero la música me dice que “ tranquila “…. porque cada segundo que desperdicio en intranquilizarme me urge utilizarlo para lo importante.

Y ahora ya no podemos hablar de esas cuestiones que te gustaban tanto, de cuando ibas al colegio, de los abuelos, y de esas cosas cotidianas que vivimos con sus pros y sus contras, porque solo tienes ganitas de acostarte y descansar, y a veces eso me puede….

Esto es una carta para ti, y para el mundo, y para aquellos de los que la vida se ríe, y como se divierte…. Pero no conoce nuestra fuerza, y nos haremos amigos de ella, para que nos facilite el amor, la paz y la empatía.

Ahora ya no podemos hablar mucho papá, pero lo que si podemos es escucharnos con el Alma, y seguir aprendiendo a saborear lo importante, el tiempo, ese que se escapa rápido y que a veces nos satura.

Soy ya mayor, papá, pero muy joven emocionalmente, no tengo edad, solo me centro en mis ilusiones cuando me pesan las penas, y entonces te recuerdo, y te siento, y te escucho en silencio para ser fuerte.

Nunca te olvidaré, ni en este mundo, ni en ninguno, siempre estarás en mi, y no porque seas perfecto, ni yo tampoco, sino porque me dejas lo mejor de ti, ya lo cogí con o sin tu permiso, me lo apropié desde siempre, para hacerlo crecer dentro de mi.

Nunca te olvidaré, ni las gentes tampoco, esas que te conocieron y te conocen y recuerden a ese hombre educado y amable.

Tienes tus defectos, como yo, pero los olvido cuando pienso en ti, y te miro y tu ya casi no me ves, pero me sientes.

Nunca te olvidaré, porque entonces me olvidaría de una parte de mi, y estaría incompleta, y eso no puede suceder, porque me necesito toda.

Perdona si a veces se me resienten las entrañas y pierdo la calma, lo intento, pero ya sabes… soy como soy, yo misma, y me gusta como soy, es más, cada día lucho un poco más por ser más como soy, y eso me alienta en mis peores momentos.

Nunca te olvidaré, no lo hagas tú. Estoy convencida de que siempre me recordarás, de la forma que sea, dentro de ti estaré inevitablemente.

Dejo ya esta carta, que seguramente no te leeré, porque no sé si seria capaz ahora, pero más adelante escribiré muchas cosas de la gente como tú, para intentar apoyar a todos aquellos que puedan desfallecer cuando ya no les reconocen.

Nunca te olvidaré, no lo olvides, te quiero mucho papá, y doy gracias a Dios o a quien sea por haberme dado la oportunidad de conocerte.

Tu hija….

Elisa Peris